Obsesion, deseo y realidad (IV)
Día 42
Partido de Fútbol. Normalmente estas tres palabras no me causarían el menor entusiasmo, pero Mauricio es uno de los jugadores, el participa por nuestra sucursal y jugamos contra la matriz.
El día estuvo muy caluroso y todas las féminas dábamos gracias al padre sol por tanto calor; descubrí que los hombres utilizan el deporte para mostrarse ante las mujeres como pavos reales, claro que en la cancha había más de un pavo pasadito de peso. Y mi encanto de amor sigue sumando puntos, debo reconocer que mi opinión es bastante parcial pero esas piernas me parecieron espectaculares, del color preciso no muy blancuchento ni muy bronceado, músculos bien trabajados y un conjunto que lamentablemente sorprendió a mas de alguna que había perdido el interés o nunca lo había notado.
Verlo correr por la cancha fue todo un deleite y celebré los goles con más alegría que de costumbre, entre tanta gente debo reconocer que me deprimió un poco no poder pasar más tiempo con él, pero comentamos el partido (ojo que me tuve que leer el suplemento deportivo el día anterior para “cachar” algo del asunto), un día muy agotador pero muy agradable, el sueño por hoy creo que no será tan esquivo.
Tenía que reunirse conmigo y no lo hizo!, no entiendo por que lo pospuso, se demoró en el almuerzo y luego se quedó conversando con Maira, esa estúpida, esa bestia, seguro que me está engrupiendo con eso de que ya no le gusta, sabe perfectamente lo que siento y lo bien que estoy desde que trabajamos más cerca, pero en todas partes lo único que hay son envidias; y al imbécil no le parece nada del otro mundo, un par de horas no es nada, yo traté, traté de no enfurecerme, fue imposible, se que no es para tanto pero verlo llegar tan tranquilo y quedarse minutos parado hablando con la “linda”, minutos que me parecieron horas, mi rabia se iba acumulando yo se que no debí enfurecerme y por Dios que me controlé, pero el corazón se me arrancaba por la boca, las palabras se me amontonaban en la cabeza y me pareció que hasta veía todo verde de rabia, de celos, pero tan comunicativa como he sido siempre, solo atiné a decirle que era un desconsiderado, que perdí tiempo por su culpa, en medio de un principio de lloriqueo que ni él ni nadie entendió mientras yo corría al baño.
Al cabo de unos minutos traté de salvar mi dignidad y salí, él me esperaba con mas cara de consternado que de enojado y me preguntó que estaba mal mientras tomada mis hombros; los hombres, los hombres son unos brutos, hay que explicarle las cosas con manzanitas, no se da cuenta , si yo tuviera la suficiente valentía le diría todo lo que me pasa, si lo único que me falta es pararme frente a él y ponerme un letrero al cuello que diga “bésame” y según lo desarrollado del género masculino él preguntaría ¿yo?... #@|[]}{}{Ǩ^
Día 45
Traté de calmar mis nervios y hasta el momento todo normal en mi trabajo y en mi vida, hasta escribir a esta hora de la noche se me ha hecho común. De todos sus detalles hoy puse atención en sus ojos, siempre me mira y sonríe como si me fuera a decir algo o fuera feliz con solo verme , también me parece ver orgullo cuando no sé de donde adquiero firmeza en mis opiniones y debates en lo técnico, a menudo lo encuentro mirándome con una cara que no logro definir, como si pensara “así es ella” “es fantástica”, yo que sé, lo único que entiendo es que por el momento eso me basta para sentirme bien.
Todo el día no he podido dejar de pensar en una historia que contaron en la oficina; bueno, lo típico, algo que le pasó a la amiga de un amiga (se entiendo ¿no?). Ella y él se conocieron sintiendo ambos en el momento una gran atracción el uno por el otro, pero ninguno se atrevió a hablar, el se casó y con el tiempo ella también, siguieron siendo amigos manteniendo ambos secretamente la nostalgia del pasado, el sin hijos aún quiso explicar sus sentimientos pero ella estaba por tener su primer hijo y así pasaron diez años; hasta que en un ataque de sinceridad el habló ¡Después de diez años! ¿Qué pasooo?! Preguntamos todas a coro, ¿ que podían hacer dos personas adultas con sus familias formadas respecto de un sentimiento dormido hace años?…¡Son amantes! Interrumpió Carolina, pero con cara de pena quien contaba la historia sentenció “son solo amigos”.
Y si a mi me pasa eso, si por no hablar, por no gritar lo que yo siento, termino de escribir esta misma historia diez años después, descubriendo que nuestros caminos se separaron debiendo estar juntos o saber que deseche la posibilidad de elegir suponiendo sobre sus sentimientos, debiendo preguntar ¿ ¿Qué pasa? ¿Qué sientes? ¿podré preguntarle esto a Mauricio algún día?
Día 47
De la indecisión he pasado a la calma, después de todo no quiero que él piense que estoy loca o algo por el estilo, el trabajo se ha convertido en mi aliado para poder conocerlo más sin inventar excusas, como todos los hombres es machista pero por fortuna uno “adaptado” a las condiciones modernas, por ejemplo el hecho que la mujer trabaje no lo incomoda y acepta de buena gana que la mujer pueda ser inteligente y femenina a la vez, lo que no transa es el asunto plata, es del pensamiento que el hombre debe ser el proveedor del hogar y su mujer trabajar exclusivamente para que no se sienta sola en su casa. Claro que al respecto hemos tenido algunas discusiones, pero nadie es perfecto.
Gracias a Dios también he controlado un poco mis ataques de celos, no puedo hacer el ridículo, no hay nada entre nosotros, nada formal, nada que siquiera el resto del mundo siquiera sospeche, sin embargo hay experiencias mutuas que hemos tenido la confianza de contarnos lo que de alguna manera nos ha brindado cierta intimidad, hemos conversado de nuestras relaciones anteriores, por ejemplo las diferencias de edad en las parejas a muchas personas les parece fuera de lugar, por decirlo de una manera suave; bueno, él pololeó con una niña diez años menor que él, lo que no sería raro si el tenía solo 25 años, cuando me lo dijo buscó una cara de sorpresa en mí , a lo que respondí que había pololeado con un hombre quince años mayor que yo en ese entonces de veinte años, ahora el sorprendido era él ya que teniendo el treinta y cinco años no se imaginaba de pareja con alguien de veinte.
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